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Vino blanco marida con verano, gastronomía y salud

Vinos que son sinónimo de elegancia, frescura, pureza… sólo es cuestión de dejarse seducir por ellos. Vinos luminosos que además maridan con salud

Rioja apuesta por la elaboración de vinos blancos con variedades autóctonas - como el tempranillo blanco - y foráneas, originando vinos elegantes e ideales para cualquier ocasión o momento de consumo. Desde el aperitivo a la cena, con cualquier tipo de gastronomía. Sólo hay que disfrutarlos a sabiendas que su consumo responsable también nos está aportando importantes beneficios para la salud.
Existe la sensación generalizada de que el vino tinto es más beneficioso que el blanco, ya que sigue un proceso de elaboración diferente en el que se macera el mosto con la piel y las pepitas, de manera que los componentes más beneficiosos de la uva – polífenoles – pasan al vino. Pero eso no significa que el vino blanco no cuide de nuestra salud.
Por ejemplo, beber dos copas de vino blanco al día reduce las secuelas que puede ocasionar un paro cardíaco, según un estudio realizado por la Universidad de Connecticut, además protege al corazón de los efectos del envejecimiento. El responsable de este efecto protector es el resveratrol, que también se encuentra en la pulpa de la uva blanca y, por tanto, pasa al vino. Este mismo estudio, comparó el efecto antioxidante del vino tinto y el blanco, y comprobó que el vino blanco es eficaz para mantener limpias las arterias y comprobó que el vino blanco contiene una cantidad de antioxidantes similar a la que se encuentra en el aceite de oliva.
Los compuestos antioxidantes del vino blanco también protegen las células e impide el avance del cáncer, en especial del cáncer de mama.
¿Cómo no disfrutar de un vino blanco, joven y afrutado a la hora del aperitivo frente al mar? O ¿de un blanco fermentado en barrica ante una buena tabla de quesos o pescados azules durante cualquier noche de verano?
Existen otros beneficios contrastados científicamente. Por ejemplo, una investigación llevada a cabo en la Universidad de Reading halló que el ácido fenólico que se encuentra en el vino ejerce una acción positiva sobre las células cerebrales y nos protege de enfermedades neurodegenerativas, como la demencia, sobre todo después de los 40 años.
Disfrutar de los aromas y sabores de una copa de vino blanco también puede ayudarnos a acelerar la pérdida de peso. Un estudio realizado en la Universidad de Hohenheim encontró que las personas que querían perder peso y bebían vino blanco con moderación, alcanzaban su peso ideal antes que quienes optaban por los zumos de frutas naturales.
Además, el resveratrol que se encuentra en el vino blanco es ideal para contrarrestar los efectos negativos de la vida sedentaria. No es un sustituto del ejercicio físico, evidentemente, pero nos ayuda a mantener los huesos fuertes, a preservar la fuerza muscular y a no sufrir una disminución de la masa muscular.
Fuente: FIVIN (Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición)

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