¿Por qué es importante tener en cuenta el terroir al momento de disfrutar de un vino?



La sommelier Marina Petersen analiza la importancia de comprender las particularidades del terroir para tener más herramientas a la hora de elegir una etiqueta
A todos los que estudiamos carreras relacionadas con la industria del vino nos hicieron tatuar en las neuronas la frase “el vino nace en el viñedo”. Como siempre, del dicho al hecho, hay largo trecho.
Cuando empecé a adentrarme en el mundo del vino, el mercado estaba dominado por bodegas medianas que no podían competir contra las bodegas grandes del país y exportaban casi la totalidad de su producción. Recién estaban empezando a prestar atención al mercado local, como podían. En ese momento, por varias razones, estaba de moda la madera.
Era una variable en el análisis de un vino que era claro y sencillo de entender para todo el mundo, era algo que subía el valor del vino, a nivel de costos, pero también a nivel de marketing.
La gente se pegó a la idea de que la calidad de un vino estaba relacionada intrínsecamente a lacantidad de tiempo que ese producto pasaba en barrica. No importaba si esa madera era nueva o usada, francesa o americana. La idea era el aparentarmaquillar un poco el vino.
Atendías a alguien en un restaurante y la primera pregunta que el comensal te hacía era: “¿cuánto tiempo pasó en barrica este vino?”. Y, en base a eso, se elegía.
Poco importaba si era de Patagonia o de Salta porque había poco que dejase ver ese origen. También pasó así con las variedades. La gente sólo bebía Malbec o Cabernet Sauvignon y el aventurero era el que pedía un Syrah.
Con el tiempo, la historia empezó a cambiar. Es un cambio que aún está aconteciendo. Hay gente que piensa en esto como en una línearecta, a mi me gusta pensarlo más como una cuestión de abrir el panorama, estirar el abanico y desdoblarlo un poco más.Necesitamos que haya de todo.
Entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de terroir o terruño? Del lugarcircunstancias donde nace el vino.
Es un conjunto de decisiones y casualidades. En sí, es la unión de la variedad de uva, la tierra sobre la que crece, el clima que la templa y el hombre que la cuida. La gente empieza a hablar de esto lentamente. Se instalan en el vocabulario de la gente frases como “Valle de Uco“, “Cafayate“,  “Patagonia“. De a poco, vamos hacia eso.
Ahora, ¿por qué es importante hablar del terroir? Porque el vino no deja de ser la expresión de un lugar. Y ser representante de ese lugar es la ambición que (casi) todo enólogo tiene para su vino.
Poder ubicar geográficamente un vino y que eso se vea reflejado en las sensaciones que ese vino genera en nuestra experiencia es lo que lo hace único.
Claro que es un concepto mucho más sútil y, por tanto, más difícil de comunicar. La gente de a poco empieza a entender, a saber qué pedir y de dónde.
Eso también tiene su contrapartida en frases como “si no es de Mendoza, no tomo Malbec” o “el Pinot Noir es sólo bueno si es de Patagonia”. Pero de a poco vamos hacia eso. Se empieza a hablar a niveles más prácticos de estas cuestiones, se empieza a relacionara las zonas con sus climas y de a poco nuestro trabajo como comunicadores da su fruto.
Cada vez son más los enólogos que hacen análisis de sus suelos, que estudian sus viñedos, que juegan con los distintos puntos de cosechas para hacer su vino más representativo de su lugar de origen.
En el país hay cada vez más indicaciones geográficas, más reconocimiento de las cualidades de un cierto lugar para dar productos excepcionales. Hay un grado de especificidad que va desarrollándose también y es gracias al trabajo de mucha gente.
Hace 20 años se reconocía Mendoza como productora de vinos, luego empezó a hablarse de regiones (Valle de Uco, Zona Alta del Río Mendoza), después se empezó a hablar de departamentos (como Luján de Cuyo o Tunuyán). Ahora vamos más a lo micro: se habla depoblados, como Gualtallary (aunque haya denuncias y multas para que se deje de usar la “marca”) o Agrelo.
Y ya hay gente que va más a nivel del viñedo, cosechando dentro de éstos ciertas zonas según el suelo que tienen.
Como ejemplo se puede poner la Indicación Gográfica (I.G.) Valle de Famatina, en la provincia de La Rioja, para el vino torrontés.
O la I.G. Paraje Altamira, en el departamento de San Carlos, Mendoza. Hay dos Denominaciones de Origen Controladas (D.O.C):Luján de Cuyo y San Rafael, aunque son muy poco utilizadas.
Incluso, existiendo las I.G, no se utilizan como tales en las etiquetas (como Cafayate). Pero de a poco se va desarrollando un marcolegal que pueda ayudar a este cambio que acontece aunque la legalidad se quede atrás o meta trabas.
Es importante el desarrollo de la relación entre un lugar y el vino que produce, poder ver en la etiqueta una referencia a su origen yreconocer qué es lo que vamos a beber incluso sin haber probado antes ese producto.
Poder así desarrollar parámetros que nos hacen saber qué esperar de cada vino, poder tener la experiencia de sentir un lugar a través de una botella que se generó en esa tierra, saberinterpretar la visión de su enólogo en cada copa que se bebe.
Claro que el lugar importa, pero también importa lo que a las personas que hicieron ese producto les interesa mostrar de ese lugar.
Porque, en definitiva, no sólo tomamos un lugar o una uva, sino también las decisionesque cada persona hizo en la producción de ese vino, también la lluvia que cayó o el Zonda que pasó. Hay una integridad que debemos entender y hacia eso vamos.
El vino argentino tiene mucho para ofrecer y hay lugar para la innovación y para hacer nuestras bases más estables, tenemos climas variados, diferentes suelos, la suerte de poder plantar casi cualquier uva y por sobre todo la variedad de filosofías de los creadores de cada vino. El terroir o terruño es el reflejo de eso. Es eso.
Fuente: http://vinosybodegas.iprofesional.com/

Comentarios