Los vinos argentinos aprovecharon parcialmente los cambios del mercado mundial


El mercado mundial de vinos, como muchos otros, tuvo en los últimos años profundos cambios signados por un nuevo orden económico: la globalización; cuyo signo distintivo ha sido el mayor alcance que han tenido la demanda y oferta de productos, trascendiendo significativamente las fronteras nacionales y generando una gran movilidad de bienes y servicios en todo el planeta.
Javier Merino
jmerino@areadelvino.com

Este proceso impactó en una gran cantidad de variables estructurales del mercado mundial de vinos y provocó rupturas de tendencias casi centenarias.
Cinco cambios forman parte de la agenda estratégica de empresas y organizaciones en el desarrollo de sus negocios para adaptarse y buscar espacios de diferenciación que le aseguren sustentabilidad de largo plazo.

El mundo tuvo una profunda transformación del orden económico que se originó con la caída de las barreras comerciales entre los países y su coexistencia con la transformación tecnológica más violenta y rápida luego de la revolución industrial. Las innovaciones en el campo de las comunicaciones y la informática hicieron que muchos sectores económicos tuvieran cambios notables y la vitivinicultura no fue la excepción, tanto por el lado de la demanda de vinos como por el lado de la oferta, siendo el principal impulsor de los cambios el crecimiento del comercio mundial que hace apenas unas décadas atrás estaba circunscripto a vecinos de los países productores.



No más de tres o cuatro décadas fueron necesarias para cambiar un mercado milenario con patrones y reglas de funcionamiento muy consolidadas. La producción de vinos de los países tradicionales: Francia, Italia y España, superaba el 56% del total mundial en 1990 mientras que en 2013 había caído a algo más del 45%, nuevos países emergieron en la producción. Algo similar pasó en el consumo, los tradicionales consumían el 39% del total mundial en 1990 mientras que en 2013 habían descendido a una participación del 25%. Como se ve tanto la producción como el consumo de vinos se desplazaron geográficamente y la consecuencia fue un desarrollo nunca antes visto del comercio que pasó de representar 22% del consumo mundial en 1990 a 44% en 2013.

Una modernización en la  forma de hacer negocios y la aparición de nuevos actores en el mercado de vinos han sido los cambios más visibles de esta transformación de la geografía del vino. La globalización y el protagonismo mundial de economías emergentes generaron un vuelco en varios países hacia el consumo de vinos. Muchos de ellos han crecido sustancialmente desde niveles muy bajos hasta consumos por habitante en algunas de sus ciudades principales que hoy promedian el de varias tradicionales.



Los cambios y rupturas de tendencias más notables pueden agruparse en cinco grupos. Variables que habían permanecido estables durante gran cantidad de años se alteraron y dieron nuevas oportunidades de negocios. Podemos agruparlas como se enumera a continuación:

1.    Vuelco de las preferencias de los consumidores hacia nuevos estilos de vinos.
2.    Expansión del consumo en franjas de precios medios y altos.
3.    Desarrollo del comercio en cadenas no tradicionales.
4.    Nuevas formas de comunicación de los atributos de los vinos.
5.    Estrategias basadas en la  búsqueda de ventajas competitivas por parte de empresas, regiones y países productores.

De éstas cinco, las empresas argentinas aprovecharon intensamente la primera y la segunda en gran medida por la coexistencia de un buen tipo de cambio y un diferenciador notable como fue el Malbec. Hacia delante queda el desafío de adaptarse  con más intensidad al resto tanto desde las políticas privadas como de las públicas.

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