La revolución del vino argentino


Patricio Tapia destaca que "una nueva camada de enólogos mendocinos le está cambiando la cara al vino del otro lado de los Andes con tintos más bebibles, menos alcohólicos, pero igual de buenos para el asado..." Aquí, la lista de sus personajes y vinos recomendados.



Por casi dos décadas, la construcción de la fama del malbec argentino en el mundo se basó en un estilo de vinos bien especial. Aprovechando la suavidad de la cepa y su maleabilidad, la mayor parte de los productores argentinos diseñaron un tipo de vino (usando malbec, pero también cabernet o syrah) muy maduro, con altos niveles de alcohol, dulces, con elevados porcentajes de madera nueva, tintos que conquistaron el mercado, especialmente el americano.

Hoy, sin embargo, el modelo parece haberse agotado y en los últimos dos años han surgido voces que reclaman por un nuevo tipo de tintos argentinos más frescos, con menos dulzor y madera y más acidez; vinos, a fin de cuentas, que se beban más fácil y que acompañen mejor las comidas. Si lo pensamos un segundo, se trata de algo muy parecido a lo que también sucede en Chile. La "bebilidad" o el eufemismo de "vinos gastronómicos" se han vuelto nociones de moda.

Líderes en este nuevo esquema son bodegas como Zorzal, República de Chachingo, Catena o Zuccardi, pero también el trabajo revolucionario de Matías Michelini con sus Passionate Wines. Mucho de lo que ellos producen son vinos frescos y vivos y, a veces, muy raros para nuestra realidad.

En esta nueva oleada de nuevos vinos argentinos también han aparecido muchas caras nuevas, hijos de esta pequeña revolución. Entonces, en el próximo viaje a Mendoza, no olviden buscar los vinos de estos nuevos talentos al otro lado de los Andes.

Matías Riccitelli
Bodega Matías Riccitelli

Desde su bodega en Vistalba, Mendoza, Riccitelli produce vinos encantadores en su simpleza. No son radicalmente distintos a los que se hicieron en el pasado, pero sí mucho más equilibrados. Tintos suaves, amables, maduros, pasan por la boca como un chocolate, pero también con el suficiente frescor como para pensar en una segunda copa o una segunda botella. Su línea The apple doesnt fall far from the tree es el mejor ejemplo de esto: bonarda y malbec que son jugos maduras de cerezas. Si tienen suerte y encuentran Hey Malbec, mucho mejor.

Pol Andsnes
Bodega Polopuesto

Nacido en San Francisco, pero radicado hace años en Mendoza, Andsnes trabaja junto a Matías Michelini en Passionate Wine ("Es el único empleado que tengo", dice Michelini, sonriendo), pero también tiene su pequeño proyecto de un par de miles de botellas llamado Polopuesto, se trata de dos malbec hechos con el método de maceración carbónica. Y el resultado son tintos deliciosos en su frescos, para beberlos por litros. Nada parecido al establishment reinante hasta hace poco.

Lucas Pfister
Bodega 40/40

Por algunos años, se creyó que el cabernet sauvignon podría ser el compañero ideal del malbec en Argentina. Pero aún no hay una masa más o menos voluptuosa de ejemplos que prueben esa teoría. Lucas Pfister, un joven hacedor de vinos que trabaja un viñedo de su padre, en la zona de Ugarteche, Mendoza, propone con su 40/40 un nuevo camino. Este tinto es de una delicadeza rara vez vista al otro lado de los Andes, un jugo delicioso y en apariencia muy simple -solo en apariencia- que hace salivar. Una pequeña revolución en el mundo del cabernet sudamericano.

Juan Pablo Michelini
Bodega Zorzal

La bodega Zorzal, en manos del enólogo Juan Pablo Michelini, tiene el balance justo entre vinos comercial, siempre frescos y fáciles de beber, y otras etiquetas que encierran verdaderas locuras totalmente inusuales en el panorama sudamericano. La línea Eggo, por ejemplo, es algo que tienen que probar sí o sí en su siguiente viaje a Mendoza. Michelini es un tipo libre, que no se rige por moldes enológicos establecidos y el resultado se ve en uno de los catálogos de bodegas más innovadores del continente.

Sebastián Zuccardi
Bodega Zuccardi

Sebastian Zuccardi pertenece a la tercera generación de su familia al mando de esta tradicional bodega mendocina, uno de las más afamadas de Argentina. Y desde que tiene a su mando el área enológica, no ha parado de crear nuevos vinos, de investigar en nuevas zonas y de darle un aire fresco al catálogo, ya bastante nutrido, de la bodega. Su última apuesta es Polígono San Pablo, en la zona de Tunuyán, a los pies de los Andes, en el Valle de Uco, un malbec de apenas 12,5° de alcohol que marca todo un nuevo camino en el vino argentino.

http://www.elmercurio.com/blogs/2014/08/22/24573/La-revolucion-del-vino-argentino.aspx

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