Accesorios deluxe: los elementos más preciados para conservar, descorchar y servir vinos


Un buen bebedor sabe que no es lo mismo un vino servido en una copa cualquiera que en una Riedel, o que una cava made in China no se compara a una EuroCave. Estos son sus objetos de deseo: las marcas más codiciadas en materia de accesorios vínicos.
 

Se puede escribir una nota como esta con cualquier computadora, pero no es lo mismo si se hace en una Mac Air con teclado suave y atajos para cada función. O si tuviéramos que firmar un contrato… ¿sería lo mismo hacerlo con una Bic, que con una Mont Blanc de punta suave y redondeada? Ni que hablar de cocinar: mientras que todos los hornos asan un buen costillar, solo máquinas como Ariston pueden hacer de un plato, algo superior. Estos son solo tres ejemplos que demuestran cómo ciertos objetos hacen que una experiencia sea más placentera, aunque cumplan la misma función que otros.

El vino no es una excepción a esta regla. La prueba está en que existen miles de marcas de accesorios para el consumidor, pero solo muy pocas tienen la fama suficiente –y la prestancia, que no es poco– para ocupar el top of mind en la mente de los bebedores. Tomemos el ejemplo de la cristalería. Copas hay muchas: nacionales, importadas… todas muy bien hechas. Pero ¿cuál supera el diseño de Riedel? Ya lo demostró Graffigna al lanzar su copa Malbec by Riedel a fines de julio pasado: no es lo mismo un vino servido en cualquier copa. Pero si para muestra basta un botón, entonces seguí leyendo: estas son las mejores marcas para cada accesorio de vino.

Conservadoras EuroCave
En el imaginario del bebedor de vinos, tener una cava personal equivale al cielo en la rayuela: el punto al que hay que llegar, el objeto que solo se obtiene cuando se ha recorrido un largo camino de conocimiento (y de inversión). Y al momento de buscar una cava en la cual custodiar los tesoros adquiridos durante años, ¿a quién le confiarías el seguro? Un entendido no lo duda ni un instante: a EuroCave. Estas conservadoras de vino son el no va más. Fueron lanzadas al mercado hace más de tres décadas por René Martin, su ideólogo y mentor, y actualmente hay más de 350.000 instaladas en todo el mundo, lo que supone que la tecnología de estas máquinas cobija varios millones de botellas.

Pero no es solo en los fierros donde EuroCave consigue ser el Rolls Royce de las conservadoras: los rieles en los que corren las bandejas, los materiales de fabricación y aislamiento, sumados a las terminaciones en maderas, hacen de la experiencia de una EuroCave algo de alto vuelo, con capacidad de hasta 200 botellas como el modelo “Collection L Wine cabinet”. El asunto está en el precio y en las actuales complicaciones para traerlas al país. Si la conseguís, vas a pagar unos 5000 dólares de base, más lo que te cobre el importador.

Cristalería Riedel
¿Qué debe tener una copa para ser especial? Esa misma pregunta se formula, desde hace unos 250 años, la cristalería austríaca Riedel. Con su completa gama de modelos, profesionales y hogareños, la marca consiguió forjarse un prestigio que difícilmente se equipare con el de otras. Sin embargo, la fama de Riedel no creció solo por sus buenos productos, sino por su inventiva. Con la idea de que cada vino merece un tipo de copa que realce su carácter único, en 1958 lanzaron la copa Burgundy Cru Clase, que hasta fue exhibida en el New York Museum of Modern Art (MOMA). Años más tarde, en 1976, llegó el turno de la línea Sommelier, con diez modelos. Y así continuó innovando hasta la fecha, con la copa Malbec o con sus decanters inspirados en serpientes –son increíbles el Mamba y la Boa–, que despiertan la fascinación del ojo. Diseño y funcionalidad son la marca de Riedel. Y en el mercado, una de estas piezas de bohemia se paga: el modelo más básico de copas arranca en diez dólares la unidad y un decantador como el Mamba alcanza los 525 dólares. Eso, en los Estados Unidos. Aquí tienen representante, pero no están logrando importarlas.

Bombas extractoras Vacu Vin
Existen muchos tapones para volver a cerrar una botella abierta, pero ninguno como el holandés Vacu Vin. Inventado en 1986 por los hermanos Schneider –uno bebedor de vinos y el otro ingeniero–, la idea original fue encontrar un método que les permitiera salvar los vinos una vez abiertos. El primer modelo parecía más bien una bala de cañón que terminaba en una punta inserta en el corcho de la botella. Pronto se sofisticaron con un tapón de goma y una bomba extractora que funcionan a la perfección. Cómodas, seguras y sobre todo muy prácticas, en menos de treinta años convirtieron a sus creadores en líderes de diseño para productos del hogar. Y a la hora de tapar una botella abierta, su tapón ha demostrado ser insuperable. Tanto que, según la empresa, se usa a diario en unos 35 millones de hogares de 80 países del mundo. Su precio lo convierte en un lujo accesible: 15 dólares.

Sacacorchos Laguiole
Pocos saben que el sacacorchos figura entre las herramientas que mayor cantidad de patentes tienen registradas. De hecho, fue una de las primeras patentes en entregarse en términos legales. De ahí que dar con “la” marca de sacacorchos no sea fácil. Existe una, sin embargo, que se ha granjeado fama, no tanto por su utilidad ni por su distribución, sino más bien por todo lo contrario: Laguiole es ante todo un producto exclusivo, de una región exclusiva en el sur de Francia. Sus sacacorchos emulan un típico cortaplumas de esa zona, que viene con un gusano de acero para abrir botellas y una cuchilla de unos diez centímetros. Chateau Laguiole es la bodega que los hizo famosos, pero no la única. Y si sos un coleccionista de vinos, deberías tener uno de estos sacacorchos rurales hechos a mano, con acero de alta calidad y mangos de maderas finas. Eso sí, andá dispuesto a desembolsar unos 200 euros.

Bolsos Built NY
El amante del vino suele llevar una botella a cada lugar al que va: sea al restaurante o a una cena en casa de amigos. Para eso se ve obligado a invertir en un bolsito que le permita cargarla con estilo. Por eso existen en el mundo buenas marcas de bolsos especializados y no tanto, como la línea que ofrece Louis Vuitton para consumo de lujo. Hasta hace dos años se comercializaba en el mercado local la marca Gattorna, que no tenía nada que envidiarle a los mejores bolsos de afuera. Ahora no queda más remedio que pedirle a algún viajero que visite la Gran Manzana que nos traiga a su regreso alguna de las totes de BuiltNY. Nada más ver su elegante modelo Origami o el creativo look de bolso de Picnic para hacerse una idea de qué va la cosa: bolsos de diseño construidos en neoprene que, además de asegurar la temperatura del vino, lo aíslan de posibles golpes. Cuestan entre 25 y 150 dólares, y los motivos son muy originales.

Kit de aromas Le Nez Du Vin
Cuando nos metemos en el mundo del vino, una de las primeras cosas que nos seduce es que todo se huele y todo se describe. Así, empezamos el trabajo de adquirir su lenguaje, pero sobre todo una habilidad: la de oler. Y a poco de andar nos topamos, casi seguro, con una caja color borravino que porta unos frasquitos de vidrio numerados y una suave muselina que cobija unas tarjetitas ilustradas, donde se explica qué vinos huelen de tal o cual manera y dónde hallarlos en el mundo. Ese día nos enamoraremos de un fetiche sin remedio: La Nez Du Vin. Creada por Jean Lenoir en 1981, es una colección de 54 aromas esenciales de vino. Eso en el modelo clásico, porque también hay un kit de defectos y uno reciente de café. Es un lindo chiche para entretenerse en noche de amigos bebiendo buenos vinos. De origen francés, en Europa se consigue por 300 euros.

Un libro de consulta: Oxford Companion To Wine
Sí: los fanáticos del vino podemos tener un libro fetiche. Y ese libro se llama The Oxford Companion to Wine, algo así como la Biblia para el enamorado de la uva. Editado por primera vez en 1994, actualizado en 1999 y 2006, contiene más de 4000 artículos sobre vinos, uvas, regiones, personas y bodegas del mundo. Compilado por Jancis Robinson para Oxford University Press, a su escritura contribuyeron las plumas más lúcidas del periodismo de vinos, como Hugh Johnson –el prócer inglés en la materia–, y enólogos que construyeron los vinos modernos, como Pascal Ribéreau-Gayon. Una obra que ha sido descrita como el mayor libro de vinos jamás publicado es motivo suficiente para comprarla en algún viaje y atesorarla. Sino, se consigue en Amazon desde 50 dólares para la versión de tapa dura.

UNA INNOVACIÓN: CORAVIN
Así como hay productos clásicos que tienen méritos adquiridos, hay otros que por su innovación calzan de lleno en la categoría de marcas top del vino. Ese es el caso de Coravin. Recién lanzado al mercado global, se trata de un revolucionario método que, por medio de una delgada aguja, extrae copas de vino de una botella sin abrir, inyectándole gas argón a fin de que no se eche a perder. Así, podrías servirte pequeñas dosis de tus mejores vinos, sin necesidad de descorcharlos. Los wine bars todo el mundo ya han tomado nota. Es un aparato del tamaño de un inflador compacto que no resulta difícil de usar. Pero el precio y la importación sí pueden resultar difíciles: en el mercado internacional cuesta 299 dólares, eso sumado al pack de tres cargas de gas que cuesta 29 dólares.

Por Joaquín Hidalgo

Comentarios