INTERNACIONAL Científicos chilenos logran producir vinos con bajo alcohol sin sacrificar la calidad

La cata a ciegas


Fuente: Ing.Agr. Adrián Vilaplana
VinoSub30 Argentina 2008Herramienta a favor de la objetividad y en contra de la afectividad.
Muchas personas, cuando se enteran a que me dedico, me preguntan si el precio de los vinos refleja realmente su calidad. También me expresan que no encuentran una forma efectiva de evaluar la calidad de los vinos. Preguntas y afirmaciones recurrentes que tampoco tienen una respuesta definitiva, porque la cata irremediablemente tiene mucho de subjetividad, precisamente porque quienes están a cargo de ejercerla, son sujetos con criterios, formaciones y experiencias diferentes.

La influencia de factores externos suele ser muy importante a la hora de sentarse a catar. La exposición de una etiqueta, sin duda influencia al catador. Podrá discutirse el grado de crédito y la forma en que asimila cada persona esa exposición, seguramente un profesional con mucho entrenamiento, podrá ser capaz de minimizar la influencia, pero según mi entender, es por demás difícil anular totalmente la impronta visual.
El ser humano es ademas afectivo, siente preferencias, en este caso por determinadas marcas, orígenes o estilos. Esa afectividad es parte de la subjetividad total de la cata y por lo tanto, exponer a la vista una etiqueta, implica también exponerla a la afectividad del catador.

Muchos destacados catadores minimizan la importancia de la cata a ciegas. Mientras algunos afirman que su capacidad profesional es capaz de contrarrestar cualquier influencia visual, otros dicen que el vino debe ser presentado como un todo, teniendo en cuenta su origen, la bodega de dónde proviene, su historia y todo su contexto. Todas son opiniones válidas, tienen su fundamento, y probablemente algo de razón.
La cata a ciegas, sin embargo, minimiza la posibilidad de errores afectivos, cuidando tanto al vino catado como al catador, ya que no se lo podrá acusar de que su objetividad se ve afectada por la influencia de la etiqueta.

Por otra parte, definir la calidad de un vino solo por la cata, implica tener en claro que solo parte de esa calidad es atribuible a los parámetros de inocuidad y equilibrio olfatogustativo que pueden ser evaluados por la cata a ciegas. Otros factores no son tan tangibles y tienen que ver con la marca y las expectativas que alguien tiene sobre esa bodega y esa etiqueta. Estas últimas variables, no se pueden evaluar catando a ciegas y es lo que sienten muchos detractores del sistema.

Por eso quien quiera saber si un vino de alto precio es más apreciado a su paladar que otro de precio inferior, le aconsejo que lo cate a ciegas, mezclado entre otros vinos de segmentos inferiores de precio. Si el vino en consideración no es el preferido, no se sienta estafado, pasa frecuentemente. Siempre tendrá la posibilidad de suponer que su paladar aprecia mejor los vinos de precio menor, lo cual no deja de ser una ventaja ya que su satisfacción estará garantizada a un precio más bajo. Por otra parte, si lo que Ud. busca es impactar con una etiqueta de lujo, trate de evitar catarlo a ciegas entre otros vinos más plebeyos. La fuerza de su impacto puede verse deteriorada.

En fin, si bien catar a ciegas no es el sistema perfecto, por ahora es la mejor herramienta de la que disponemos para puntuar y evaluar la calidad de los vinos y brindarnos la respuesta a la recurrente pregunta a si el precio de un vino, refleja realmente su calidad.

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