Pequeñas delicias de la vida estival por el Gran Couto

Placeres de verano. Fijate esta lista que armó Couto para ser más feliz durante las vacaciones. Discos, tragos, pizza en el camino, pescados de puerto, rosados, libros y café, asado, brunch y hasta un Malamado en la pileta.

No todo lo que hacemos nos hace felices, es eso cierto, pero también resulta realmente cierto que el verano y las vacaciones nos predisponen a sentirnos más relajados, mucho más livianos. Pareciera ser que durante el verano es cuando más predispuestos estamos a permitirnos momentos o pequeños instantes que vendrían a ser como flashes o mínimas partes de un total de Felicidad.
Qué cosa el tema de la felicidad, ¿no? Es por demás difícil saber en qué consiste realmente, si en tal o cual cosa, o es tan fugaz y pareciera no existir de manera duradera. Lo que sí parece ser cierto es que en vacaciones mínimas partes de felicidad, instantes felices, nos asaltan con una mayor frecuencia.
Sin placer pareciera no haber felicidad y en momentos más contemplativos es cuando más solemos prestar atención a pequeñas cosas, actos y delicias que nos brindan felicidad. Breves placeres moldeados. He aquí algunos:

1- Escuchar un tema que hace mucho no escuchabas y que ni recordabas tener
Como yo, ahora, mientras escribo esta nota suena Love letters, cantado por Ketty Lester y originalmente incluido en la película de David Lynch, “Blue Velvet”, y que hoy vas a volver a disfrutarlo en la nueva película “Killing them softly”, protagonizada por Brad Pitt, Ray Liotta y James Gandolfini (Los Soprano), tercer film del genial y promisorio director, Andrew Dominik.

2- Beber tranquilo sin penas ni culpas
Beber mientras disfrutás de lo que estás haciendo un sábado a la tarde, como para mí el de hoy. ¿Qué bebemos? Podría ser un Tequila Agavales, 100% de Agave Azul, reposado. Un tequila premium ideal para beber en shots, puro y como Dios lo trajo al mundo. Súper refinado e inspirador, fruto de una crianza calma de total reposo durante seis meses, de barricas de roble que en algún momento han añejado whisky Bourbon original de Kentucky (sur de EEUU, no la pizzería).

3- Hablando de pizza…
Una delicia en soledad que uno puede permitirse en vacaciones citadinas es estacionar el auto en el retorno a casa frente al Kentucky de Pacífico. Bajar y dirigirse directo a la barra, una vez allí pispiar de a una las pizzas al corte y mandarse al menos tres porciones de diferentes gustos. Mientras, puertas afuera de la pizzería, la vida y el calor siguen su curso. Probá hacerlo, ¡combate el stress!

4- Moscato, pizza y fainá
Es uno de los mejores “ménage á 3” posibles. El moscato en época estival resulta por demás refrescante, servido en vaso extralarge, con abundantes cubos de hielo y soda, por supuesto que de sifón. El moscato Crotta es un vino generoso, de cautivante color ámbar cobrizo con fuerte gusto frutado de la uva moscatel y un cierto dulzor característico de vainilla. Moscato y sopa inglesa resulta también una dupla vintage de postre, altamente recomendable.

5- Cualquier día de la semana terminar el día con un happy-hour
En la barra del fabuloso restó Tarquino y disfrutando de una muestra de la más alta y acabada coctelería de autor.
Acercate al barman y decile que te recomendé probaras el “Rayo Verde”, trago ideal para la puesta de sol donde sea que ésta te sorprenda.

6- Pescado en el puerto de Mar del Plata
¿Estás por unos días en Mar del Plata? Es una buena oportunidad entonces para permitirte el placer de comer pescado de manera muy diferente a la elaboración de ese “restó” de Barrio Norte, adonde usualmente le gusta a tu noviecita que la lleves a comer “un salmoncito con ensalada de rúcula”. En Mardel, ¡yo soy del puerto! Frituras de rabas y cornalitos en el antológico Chichilo y verdaderas delicias de mar y pastas con mariscos, sin dudarlo, en Torre Cerchiara, itálico restaurante cercano al puerto. Pregúntenle a Antonio, su dueño, qué les recomienda comer en el día y háganle caso.

7- Cuando el calor abraza, nada más refrescante que un aperitivo
Últimamente me he inclinado por el placer de un refrescante trago con Cynar: soda, una rodaja de naranja cortada gruesa y dos medidas de Cynar en un vaso con mucho hielo. Una pequeña dosis de felicidad que te ayudará a suavizar la causticidad de tus observaciones.

8- La vida color de rosa
“Rosado es mi color favorito”, canta Steven Tyler en una canción de Aerosmith, y además el rosado predispone a ver la vida de un mejor color. Prueba de ello es que los flamencos en la Florida son rosados. Prueben ver la vida color de rosa a través del cristal de una copa cargada de burbujeante y fresco espumante Rosé o Champú Rosado, como prefieran llamarlo. Tres de mis favoritos: Rosell Boher Rosé, Alma Negra Sparkling Rosé y, para todos los días, Novecento Extra Brut Rosé. El verdadero champagne francés es rosado, créanmelo.

9- Un libro para leer en la pileta o a la noche en la cama con el aire acondicionado y un Nespresso
La nueva novela del bon-vivant Miguel Brascó. Una jugosa historia ambientada en los pomposos tiempos de la revolución francesa llamada “El Prisionero”. Cargada de malas jugadas, traiciones de todo tipo, amores trémulos y una cuota de sexo tan típica de Miguel Brascó, nuestro petit Marqués de Sade local. Humor tan fino como el inglés.

10- El asado es lo más grande que hay, luego de nuestra Santa Madre
Asado es una de mis palabras favoritas y comer una buena parrillada es una actividad a la que nunca me negaría, una invitación que jamás he desdeñado. Un buen bife argentino es tan compañero del verano como la molleja o la tira de asado. Prender la parrilla es un noble ritual vacacional que anuncia felicidad. Si no te ves haciéndolo o simplemente querés permitirte una salida gourmet, La Cabrera en carnes es lo más. Si preferís el turismo aventura fuera de capital, no podés dejar de probar, entonces, Los Talas del Entrerriano en José León Suárez. Ambos imperdibles, de vacaciones en Baires.

11- Lectura y brunch
Algo que resulta una panacea estando en vacaciones en esta ciudad es agarrar tu lectura favorita e irte un domingo al brunch de La Mansión del Hotel Four Seasons. Si bien es cierto que su costo es para billeteras que matan galanes, al menos una vez en la vida todo aquel que quiera experimentar el placer dionisíaco de un banquete debería permitírselo. Un brunch simplemente fabuloso, el cual hay que probar.

12- Un mediodía en El Casal de Catalunya
Ir cualquier día de la semana, sentarse en una de sus mesas y pedir una porción de navajas gallegas a la plancha con ajo y perejil, una pisca de sal de mar y abundante jugo de limón. Para cerrar el círculo de absoluta felicidad, beber parsimoniosamente con la ingesta de las navajas un Don Valentín Lacrado Blanco, un vino con más de cuarenta años de un bien ganado lugar preferencial en las mesas argentinas. Chardonnay 60% más un porcentaje de Torrontés, Chenin y Semillón conforman su esencia. De gran riqueza aromática, huele embriagador, como a flores blancas recién cortadas, y al beberlo bien helado resulta tropicalmente frutado, pleno en boca y cítricamente fresco. ¿Su precio? Módico.

13- Un Malamado en la pileta
Estando aún en la pileta, a la caída del sol y en uno de los mejores momentos del día durante el verano: descorcharse un Malamado Solería, previamente refrescado, el primer vino fortificado de Argentina y criado en barricas de roble tostadas al sol. Servirlo en copas de jerez guardadas previamente en el freezer y, para que la felicidad de los amigos presentes sea generalizada, anunciar que vas a habilitar ese queso Cabrauntar de Piedras Blancas que compraste en la semana. Como música de fondo y para completar, poné a sonar el tema “Change your mine” de The Killers.

14- Hacer pequeños cursos acerca de cosas que nos gustan
Esta es también una razonable alternativa para brindarnos felicidad en verano. El Live Ableton es el software más usado hoy en día por todos los grandes djs para sus sets en vivo, como así también para hacer música en tu propia casa, grabar, producir y masterizar tu propio disco. Es como tener un estudio de grabación con todos los efectos y los instrumentos en tu casa y en el espacio de tu computadora. Esos djs internacionales que ves que tocan sus propias producciones desde la cabina de la disco usan el Live Ableton. Un curso de Live en un muy buen estudio como el Orion, donde yo lo hice, es de una clase semanal de 2 horas y media, durante dos meses.

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