ARGENTINA 5 lugares para disfrutar gastronomía de cocineras argentinas

Con ustedes, Villa Crespo por Allie


Buenos Aires tiene nuevo polo gastronómico. Un barrio encantador con viejas cantinas y clásicos porteños que hoy comparten las calles con nuevos paraísos de la buena cocina. Hay de todo: africano, argentino, chino, norteamericano, judío, italiano, de autor, caro, barato y, sobre todo, delicioso. Sí, estalló Villa Crespo.



Palermo, correte, que hay un nuevo barrio cool en Buenos Aires, que tiene tanta onda que ni siquiera se considera un barrio cool. En los últimos años, la oferta gastronómica de Villa Crespo estalló y, junto con los clásicos del barrio, se está erigiendo un paraíso para los que les gusta comer, y comer bien.
Callen a los que apoyan a la “palermificación” e insisten en llamarlo “Palermo Queens”. Villa Crespo tiene una onda especial y única. Un barrio muy particular y encantador, y bastante apreciado por sus habitantes, quienes tienen un profundo amor por sus calles. Una gran comunidad y un nuevo polo gastronómico, a pesar del reciente influjo de popularidad e invasión de tendencias actuales, que todavía no ha perdido su pintoresca onda residencial.
Este barrio “ensanguchado” entre Palermo y Caballito, conocido en un momento por sus outlets y su gran oferta de indumentaria en cuero, hoy se está transformando en algo culinariamente único que no existe en otras zonas de la ciudad: restaurantes, en su mayoría negocios familiares, que ofrecen una enorme variedad de cocina argentina, africana, china, norteamericana, judía, italiana, de autor, lugares caros, lugares baratos y, sobre todo, lugares deliciosos.
Aquí están algunos de los mejores restaurantes que tenés que considerar para tu próximo desenfreno gastronómico.


878 Bar
El secreto de 878 ya no es la onda speakeasy a puertas cerradas, sino sus tragos extra-extraordinarios, sus hamburguesas de cordero y una acorde carta de vinos. Premiado como el mejor bar de Buenos Aires por la comunidad de Guía Óleo, es un clásico para los apasionados del buen trago, en un ambiente underground chic y la medida justa de coolness.


Almacén Purista
Uno de los únicos cafés en el barrio que ofrece comida vegetariana, Almacén Purista es el lugar ideal para sentarse por algunas horas con una taza de té o una copa de vino y un buen libro.
No hay muchos lugares de pizza o empanadas en donde te sentís saludable, pero en esta casa natural ofrecen versiones para la gente que se cuida: la pizza viene en una masa finita (opción integral) con rúcula, tomates secos y el queso en justa medida, mientras la picada vegetariana viene con buñuelos de espinaca, polenta frita, quesos, aceitunas e ingredientes de estación.






Almíbar Café + Delicias
Bagels, tartas, ensaladas, muffins, sándwiches, este lugar ubicado casi en la esquina de Aguirre y Thames puede ser muy pequeño pero sirven una gran selección de desayunos, almuerzos y meriendas. Para los amantes de la comida rica y casera, Almíbar es una admirable joyita villacrespense.


Angelito
Un bodegón típico de barrio, pero con un toque de esplendor. De los creadores de la una vez legendaria pizzería El Imperio (hoy cerrada), Angelito es un favorito para pizzas, empandas y minutas.
Nada del otro mundo, pero la comida es simplemente rica y barata.


Bai Fu
Decile chau al Chau Fan y al Chau Mien: este lugar va a refrescar tu paladar con lo auténtico de la comida china. Frecuentado por la gente de la comunidad china (lo cual te da una idea de lo bueno que está), Bai Fu ofrece platos típicos chino-cantonés difíciles de conseguir en un restaurante chino promedio.
El pato asado es una necesidad: crocante por fuera, jugoso por dentro, es para chuparse los palitos, y después los dedos. Ojo: hay dos cartas, una es para argentinos; hay que pedir la otra, que es para los chinos y/o comilones aventureros.


El Buen Sabor
¿Tenés planes esta noche? No importa, cancelalos y andá a este diminuto restaurante donde el dueño/chef Maxime Tankouo se ha ganado un lugar en la escena de la cocina étnica trayendo los sabores de Camerún a las calles de Villa Crespo. Este es uno de los escasos lugares donde podés comer auténtica comida africana, con recetas familiares populares en Camerún y algunas más del centro y sur de África.
Los platos más destacados son pescado a la parrilla, carne o pollo en salsa de maní, roti de papa con carne, o porotos fritos con carne o pollo (todo acompañado con mandioca o plátanos). Para el postre es casi una obligación probar los koeksisters, de origen sudafricano: una deliciosa masa dulce, trenzada y frita. Aparte del postre, la mayoría de los platos son celíaco-friendly.


Café Crespín
Como buena yanqui, me gustan los desayunos bien elaborados. Por suerte, Café Crespín ofrece una gran propuesta de desayunos, almuerzos, brunches y meriendas –todo al estilo del gran país gordo. Y no se termina ahí, también tienen una de las mejores panaderías de estilo norteamericano, con rolls de canela, galletitas de chocolate (receta del amado Toll House) y muffin de arándanos con crumble.
A solo una cuadra, los mismos dueños de Crespín acaban de abrir Don (Vera 601), una pastelería y deli norteamericano.



Cantina Los Amigos
Los Amigos es el ejemplo perfecto de una tradicional cantina de barrio: comida promedio, vino tinto barato, remeras de futbol decorando las paredes y un gran menú con platos porteños al estilo parrilla-pastas-minutas. Frecuentado por vecinos de antaño, la familia Zorzoli ha estado a cargo de Los Amigos por casi 50 años. Si las paredes de esta parrilla pudieran hablar… tendrían mucho que contar, además de una gruesa capa de hollín parrillero.


La Cava Jufré
Más bar de vinos que restaurante, este “almacén de vinos y descorche” es para los amantes del vino. Con un staff especializado y un ambiente cálido y cómodo, es un lugar ideal para probar nuevos vinos y satisfacer el estómago con picadas. Y como el saber nunca esta de más, realzá tus conocimientos con las catas de vino, seminarios y cursos de maridaje ofrecidos en el mismo establecimiento.


La Cocina Discreta
Desde el momento en que entrás a este rincón secreto, te sentís como un miembro del club de los que saben. La Cocina Discreta es otro restaurante a puertas cerradas, solo abierto de jueves a sábados, con una capacidad de hasta 20 personas que busquen una experiencia íntima y personal. La carta siempre cambia; a veces son clásicos platos argentinos, otras veces hay cenas temáticas que destacan alguna parte del mundo. Aparte de la comida, algunas noches hay música en vivo y exhibiciones de arte con muestras de artistas invitados. Una noche de excelente comida, arte y música. Eso sí, la buena compañía está a cargo tuyo.


La Crespo
En solo algunos años, este local familiar chiquito conquistó a los vecinos de Villa Creplaj con sus especialidades judías, repostería gourmet y famoso sándwich de pastrón: el hot pastrami, el clásico de New York con 170 gramos de pastrón caliente con pepinillos agridulces, mostaza Dijon, cebollas caramelizadas y servido en un pan de centeno con kummel. Si te queda lugar en el estómago, pedite un cheesecake brownie para llevar y no le convides a nadie.




Da Dong Fang Dian
Atención, llamando a todos los amantes de los dumplings (ravioles chinos), por favor dirigirse inmediatamente a este tesoro turbio de restaurante y reportarse a la mesera!
En este lugar el ambiente tiene menos onda que Mc Donald’s un 31 de diciembre a la noche, pero el equipo madre-hija a cargo de la cocina sí que saben cómo hacer buena comida china. Olvidate de tu pedido chino común, y probá los ravioles a la plancha con cerdo y verdeo, sopa de tofu, fideos salteados con camarones, el picante pollo kongpao o el pescado entero.



Don Zoilo
Es un típico bodegón familiar, parado en el tiempo, siempre lleno de la misma gente disfrutando de los mismos platos. Convertite en un vecino más del barrio pidiendo los sabrosos clásicos: provoleta, matambrito de cerdo, una selección de achuras condimentadas con limón y sal, y una porción de papas fritas.


La Esperanza de los Ascurra
¿Un restó-bar lleno de buena música, colorido arte, ricos tragos y tapas para picar? Sí, acá!
Un lugar para ir con amigos, tomar algunos tragos nacionales (Cynar, Fernet, Campari y Cinazo), y picar unas gambas al ajillo, tortilla española, papas a la brava y albóndigas con tuco. Y todo a buen precio.



Falafel One
Si encontrar el mejor falafel de la ciudad es difícil es porque está escondido en este pequeño tesoro árabe sobre Aráoz. Los dueños, oriundos de Siria, saben hacer comida del Medio Oriente de verdad, y hasta traen sus propias especias de Siria. Cuentan con un menú variado, el cual podés ignorar y pedir directamente el falafel, shawarma, tabule, salsa de yogur y pan pita casero. Con solo unos pocos taburetes para comer adentro, es como un fast food rico, natural, casero y a un precio accesible.


Hikaru
Si estás perdido en Villa Crespo y tenés ganas de comer sushi, Hikaru te salva. Pescado fresco a un precio acertado, el lugar es agradable y el servicio atento. También es un buen lugar para llevar a aquel amigo que todavía siente asco por el pescado crudo (sí, vos), ya que cuentan con un menú de cocina fusión, clásicos del wok y entradas japonesas.


I Latina
Este restaurante a puertas cerradas ha traído algo muy único a la escena foodie: sublime cocina latinoamericana de suprema calidad. Creado por los hermanos colombianos Santiago y Camilo Macías, todos los jueves, viernes y sábados el hermoso y oculto restaurante sobre la calle Murillo ofrece un menú de cinco pasos, inspirado por su país natal y los sabores de la gastronomía del Caribe colombiano. Vas a encontrar platos típicos colombianos llevados al siguiente nivel, como langostinos, piña e hinojos asados; carimañolas de conejo confitado y pistachio; o cordero braseado con salsa de café y tomillo sobre crema de plátano verde. Los domingos ofrecen uno de los mejores brunchs de la ciudad: cinco pasos y lleno de frutas frescas, panes caseros y platos excelentemente presentados y exquisitamente sabrosos.



Malvón
Al mal tiempo… ¿buena panadería? Este hermoso café, estilo neoyorquino, se destaca en el mundo de los coffee houses de estética perfecta y genialidades caseras. Malvón ofrece una gran variedad de panes recién horneados (para comer en el local y para llevar), desayunos, almuerzos y meriendas. Conocido por sus enormes brunchs durante los fines de semana, pedí el plato que nunca falla: huevos benedictos: dos huevos poché, sobre english muffins, con salsa holandesa y bacon crocante.



La Mamma Rosa
Desde el exterior, parece ser cualquier bodegón de barrio, pero La Mamma Rosa es algo especial. Cocina porteña bien hecha, el menú tiene una influencia italiana que te va a hacer sonreír el ombligo. Con precios razonables, un ambiente familiar y servicio rápido y gentil, es un lugar tradicional que vale la pena probar.


Melão
Conocido en Cuba como Paladares, esta pequeña fonda (casa de comidas) con solo cinco mesas es para gente que quiere hacer un recorrido culinario por el mundo sin moverse de lugar. Es justo decir que este es el único lugar en la ciudad donde podés probar comidas de más de quince países del mundo: Pakistán, Vietnam, Marruecos, Thailandia y muchos más. La chef y dueña cubana, Yilán Gil Guzmán, hace sus trucos en la cocina, atiende a sus clientes, conversa con los comensales y atiende el teléfono, todo al mismo tiempo. Visitá Jamaica con el paladar pidiendo un curry & carraloo (un curry rojo con coco, arroz, frijoles y plátano frito) o terminá la noche con aliento irlandés luego de un irish gaelic steak (carne con champignones, crema y whisky).


Paladar Buenos Aires
Uno de los primeros restaurantes a puertas cerradas en Villa Crespo. El chef Pablo Abramovsky y su esposa sommelier Ivana Piñar te invitan al interior de su casa para disfrutar una cena inolvidable de cinco pasos con maridaje. Los viernes y sábados el living se convierte en un restaurante con menos de 20 cubiertos, en un ambiente íntimo y romántico iluminado por velas. En esta cocina argentina moderna, el menú cambia todos los fines de semana y está inspirado en ingredientes de temporada. Delicias como bondiola laqueada con puré de batatas a la vainilla con ajos caramelizados, bife de chorizo en crocante de pimientos o ravioles de cordero confit, cada plato viene acompañado con una copa de vino cuidadosamente seleccionada para avivar los sabores y el romance.



La Parrillita
Cada barrio tiene sus personajes, y los personajes de Villa Crespo son los clientes asiduos de La Parrillita. Con solo seis mesas, sentate en la barra para ver con asombro al asador derritiendo provoletas, dando vuelta el vacío o chori, o preparando un conejo. La calidad puede variar, pero una vez que te convertís en un cliente habitual, saben cómo tratarte bien.


Salgado Alimentos
Una ex-fábrica de pastas que se convirtió en un reino de carbohidratos, sirviendo pastas caseras, frescas y secas. Hay que probar las pequeñas almohadas de amor (gnocchi) o ricos ravioles rellenos de queso de cabra y tomates secos. El lugar es chico y la decoración es simple, pero acomodate en una mesa de afuera, pedite un pingüino, un plato de pasta y todo está bien en el mundo.


Sarkis
Si nunca escuchaste sobre este restaurante, sos sordo o vivís dentro de una empanada. Uno de los restaurantes más visitados en Buenos Aires, Sarkis es una leyenda en el mundo de la comida étnica con su especialización en cocina armenia y Medio Oriente. Para ir con la familia o un grupo de amigos, es el tipo de lugar donde podés pedir muchos platos y compartir entre todos. Muy recomendada la ensalada belén, hojas de parra rellenas, ensalada feta, y lo más importante: kafta cordero completo, ahogado en una aceitosa, cremosa y maravillosa salsa de yogurt. No vayas en hora pico, si no tenés 45 minutos de sobra para esperar hasta sentarte.



Rolaso
Otro clásico de barrio, con porciones enormes, buena relación precio/calidad, y los mozos te tratan como si fueras un miembro de la familia (para bien y para mal). ¿Qué más podés pedir?
¿Se me escapó alguno para recomendar? ¿Quién quiere agregar otro a la lista?




Allie (Para esta nota también hizo las fotos)
Es una glotona freelance que logró convertir su pasión por la gastronomía en una carrera como escritora y editora. Una yanqui ex-vegetariana de Chicago que fue hipnotizada por la seducción de Bs. As. en 2006 y sucumbió ante un buen bife argentino. Obsesionada con todo lo relativo al morfi, canalizó esta manía en algo más aceptable socialmente: escribir sobre comida. Todos sus descubrimientos gastronómicos se encuentran en su página: Pick Up The Fork.

 Comentarios adicionales de Usuarios:
Fede: Un buen lugar que falta es La Salteñita, en Malabia 732. Muy buena parrilla y bajos precios.

Lau.rens: Las direcciones se encuentran en los links que son el nombre del restaurant. Agrego dos: Campo dei Fiori (pastas italianas tradicionales y una Mousaka espectacular!) y Dale Perejil al Toro que es un lugar muy divertido (por la ambientación y la comida!). Y sí, que el barrio siga siendo barrio!! El tema de que sea una extranjera quien escribe es difícil para los amantes de los barrios porteños... pero podemos decir que en términos generales están bien las recomendaciones!! No seamos taaan cerrados!

sildito : Quedó fuera de la nota un lugar imperdible! Dale Perejil al Toro Se encuentra en Estado de Israel 4483 http://www.facebook.com/dperejilaltoro

viamonte: En Rolaso, de Julián Alvarez esq Aguirre, se come el mejor bife de chorizo ancho (u OJO de Bife) de Buenos Aires. ¡y que carta de vinos!!!!!!

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