¿Que tenés que saber para saber de vino? Por Hidalgo

¿Qué cosas necesitás saber para saber de vinos?
El vino está de moda. Y para estar a la moda no hace falta ser un especialista. En esta reseña, te pasamos algunos tips y consejos útiles para que puedas entender algo más de este mundo blanco y tinto
Te juntás con tus amigos, uno cocina algo rico, el resto lleva vinos, y juntada tras juntada has notado que hay algunas botellas que te gustan mucho y otras que no pasan de ninguna manera; o bien en el restaurante, a los que salís a comer con cierta frecuencia, la carta de bebidas es un mapa del que sólo entendés la coordenada del precio y sentís que no cazás ni un poco sobre marcas, regiones y variedades de uva.
Si el vino ocupa cada vez más lugar en tu vida y te amilana no tener claro para dónde y cómo rumbear, en esta nota, y en otras que vendrán, te ofrecemos una guía para aprender lo indispensable sobre el tema, así podés darte los gustos sin quedarte afuera.

Los vinos son varietales
Todos hemos escuchado habar de Malbec o Cabernet Sauvignon. Pero la verdad es que pocos saben bien de qué hablan cuando nombran una variedad de uva. El tema es así: las uvas que se usan para hacer vinos –a las mencionadas podés sumarle Syrah, Merlot, Pinot Noir, Torrontés, Sauvignon Blanc y Chardonnay por citar las más clásicas en nuestro mercado- son muy distintas de las que comés en la mesa de tu casa. Es verdad que son la misma especie, pero su gusto es tan intenso y distinto, que sólo sirven para hacer vino.
¿Cuándo una botella puede mencionar que está hecha con una sola variedad de uva? Cuando el vino está elaborado con al menos el 85% de una sola uva: de ahí que existan vinos Tempranillo, Pinot noir y Syrah en el mercado. Pero ahora está de moda beber Malbec, que da vinos fáciles de tomar, redondos y aromáticos; pero alguien que siente curiosidad no se casa con ninguna variedad en especial. Mi consejo: ponele fichas al Cabernet Sauvignon, que por ahí vendrá la cosa en breve.

¿Qué es un blend entonces?
Blend, assemblages o coupages son la misma cosa: un vino elaborado con varias uvas, sin que alguna de ellas represente el 85% del volumen. El resultado nada tiene que ver con los jugos multifrutales, que por regla general están hechos con los sobrantes. En el vino, un blend suele ser una pieza de creación. Digamos, una apuesta por conseguir que la unión haga la complejidad, parafraseando un dicho clásico. Los blend tintos más frecuentes combinan, por ejemplo, la amabilidad del Malbec con la potencia gustativa del Cabernet Sauvignon; o bien, Malbec otra vez, con el exotismo del Syrah, en un corte relativamente de moda.

Tintos vs. blancos
En rigor, no existe una disyuntiva así, del tipo versus. Cada vino merece su lugar en el mundo. Y si bien los tintos hoy llevan la delantera, el por qué resulta difícil de explicar. Por ahora alcanza con decir que van mejor con nuestro modo de comer (o al menos esa es una teoría que no discutiremos hoy), mientras que los vinos blancos permanecen en una suerte de telón de fondo. Pero cuidado, si un Malbec profundo o un Merlot alegrón pueden ir bien con carnes grilladas o al horno, no hay que esquivarle a un Chardonnay o un Sauvignon Blanc para acompañar una tabla de quesos y fiambres o bien un risotto de hongos. El dato a retener es que los blancos han mejorado muchísimo y que hoy, pese a todo lo que se diga, ofrecen un panorama más divertido y diverso que los tintos. Prestale atención y estarás a la vanguardia en breve.

Más caro no siempre es mejor
En una charla de vinos, como en un charla de cualquier cosa, el prestigio que da un alto precio encandila. Y eso, porque cualquier cosa que sea cara excluye y diferencia a los que pertenecen de los que no. Pero el vino tiene una fuerza revolucionaria escondida en sus moléculas: el que sabe beber no necesita elegir caro, sino sólo buscar el vino que le gusta. Te doy un dato: en nuestro mercado, si bien hay vinos caros muy sabrosos, en la media de los 35 a 50 pesos encontrás etiquetas fuera de serie (¿cuáles? te las contaré más adelante).

Con o sin madera
Cualquiera que quiera presumir de conocedor en vinos, comete un primer pecado de vanidad al ponderar la madera de roble en un tinto de crianza. Y eso es así porque el roble, y su nota de vainilla y carpintería tan queridas a veces, son más familiares que otros descriptores más oscuros en los tintos nacionales. Pero atento: que un vino huela claramente a madera no habla bien de algo que quiere ser vino ante todo. Guardate este as bajo la manga a la hora de ponderar el gusto a madera. También vas a beber más barato, dicho sea de paso, porque el roble es el “condimento” más caro en una botella.

PERO, quien es Hidalgo?
Bebedor de vinos diplomado. Foodie por vocación. Publica en varios medios -diarios y revistas especializadas y no tanto, mientras alimenta su blog, bienjugoso.blogspot.com. Le gustan los libros, la música y la animación. Los sábados, además de fiaca, hace radio en Rock&Pop (La Hora Señalada).

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